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Fauna y Flora

          La fauna del término es la propia de la zona: jabalíes, jinetas, turones, tejones, zorros, hurones, comadrejas, conejos, liebres e incluso algún gato montés. En los ríos hay bogas, sardas, carpas y nutrias; hasta no hace muchos años (las esclusas y embalses en el Duero lo han impedido) lampreas y anguilas. Abundantes anfibios, reptiles (hay varias clases de culebras aquí llamadas bastardos las de tierra; la voz popular sitúa en las riveras la existencia no documentada de víboras; saltarrostros), aves (destacan el buitre leonado, águilas, milanos, cernícalos, etc. y por supuesto abundantísimos pájaros como el jilguero, gorrión, golondrina, vencejo, ruiseñor, papaloshigos, etc). En este sentido se echa de menos un estudio detallado de las diversas especies animales hecho por personales especializado. En el recuerdo de las gentes y en la toponimia está el recuerdo de la existencia de ciervos (paraje de La Celvera), de lobos y de cabras (el término está plagado de recintos de piedra o rediles llamados «cabriteros»).



          La flora autóctona ofrece jumbrios (enebros), encinas, carrascos, alcornoques, algarrobos, algunos fresnos, chopos, álamos, los «saces», etc. Gran parte de los arroyos estaban presididos por los majestuosos álamos a los que la grafiosis ha diezmado

          La presencia de eucaliptos se remonta a la construcción de la vía férrea y de la carretera. Jaras, escobas y tamarices, piornos, tomillejas, esparragueras, chumberas, etc. se dispersan por todo el término. Mención especial merecen las plantas aromáticas: orégano, tomillo, poleo, hinojo, romero, manzanilla.